Existe un conocimiento limitado de los derechos, necesidades y contribuciones de los adultos mayores en situaciones de crisis y la urgente necesidad de elevar su perfil entre los responsables de la toma de decisiones humanitarias. Los adultos mayores refugiados y desplazados internos tienen necesidades específicas que son sistemáticamente desatendidas en la planificación y la programación humanitarias.
Este grupo puede ser especialmente vulnerable durante los conflictos o desastres naturales. La falta de movilidad, la visión debilitada y las enfermedades crónicas como la artritis o reumatismo puede hacer difícil el acceso al apoyo, y servicios de ayuda a menudo no toman en consideración estas cuestiones. En tiempos de desplazamiento, algunas veces son renuentes a abandonar sus hogares y por lo tanto a menudo los últimos en huir del peligro, al desplazarse sufren grandes trastornos y con frecuencia se les aísla, lo que aumenta su vulnerabilidad.