Giovanni todavía recuerda con un aire de satisfacción y alegría aquel día de septiembre del 2013 en el que salió de su casa para ir caminando al trabajo. Justo dos casas más allá había un local con el aviso de ?se arrienda.? Mirando a través del vidrio, se imaginó montando su propio centro estético. Un sueño que hoy es real.

?No fue fácil tener que revivir sucesos del pasado para que me concedieran en Ecuador el estatuto de refugiado. Pero justo cuando me lo otorgaron conseguí un empleo de lo que yo siempre supe hacer, peluquería y estética?, cuenta este colombiano que llegó a Quito en 2006. Y quien señala que nunca se ha sentido discriminado en este país donde, muy al contrario, su buen trato hacia los clientes y su excelente servicio le acreditó una clientela que lo siguió incluso cuando él emprendió su propio negocio.

Porque Giovanni, perseverante y luchador, seguía dándole vueltas a esa idea de tener su propio negocio. Gracias al apoyo de amigos y conocidos, y bastante esfuerzo, Giovanni puso en marcha Sanabria, Asesores de Imagen. Junto con un socio, Giovanni inauguró su peluquería el sábado 13 de noviembre del 2013 con tan solo tres sillas, tres espejos y algunos insumos de trabajo. Al final del día, habían facturado USD$350, lo cual lo motivó a seguir adelante con su visión. 

Pronto, comenzó a ampliar su negocio al comprar muebles y mesas de manicure. Gracias al apoyo y la asesoría de organizaciones como la oficina en Ecuador del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR),  Asylum Access Ecuador (AAE), Sanabria participó en el programa Echa Pa´ Lante tu negocio, un proceso de formación en emprendimientos ofrecido por la Fundación Ambiente y Sociedad (FAS). Como parte de la llamada Iniciativa Integral de Soluciones, un programa multianual que aspira a fomentar el acceso a soluciones duraderas para las personas en situación de refugiada en Ecuador, más de 350 personas han podido mejorar sus capacidades administrativas y de gestión de sus propios negocios. Y de igual manera, Giovanni incluso accedió al capital semilla otorgado por la fundación privada CRISFE, con la cual  pudo comprar una silla spa para pedicure.

Viendo lo conseguido, Giovanni reconoce hoy que ?todo lo que uno aprende le sirve. Hay que sacar algo positivo de cada cosa. Y para mí fueron muy importantes todas y cada una de las ayudas que recibí?.

?Yo sugiero a los demás que se atrevan, que tomen el riesgo, y que aprovechen las oportunidades que hay. Montar un negocio es sólo una decisión, pero mantenerlo y administrarlo exitosamente requiere de mucha organización para llevar las cuentas claramente. Es importante cumplir con los requerimientos legales del país que acoge, como por ejemplo; afiliar a todos los empleados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).? Y añade ?Es fundamental tener un nivel de tolerancia con un toque de carácter?

Actualmente, ha adquirido la parte de su socio, convirtiéndose en el único dueño, y cuenta con tres ayudantes. Su negocio le alcanza para pagar sus gastos fijos, pagar salarios a sus empleadas y para sus gastos personales. Giovanni ahora sueña con expandir aún más su centro estético,  comprar su carro y posteriormente pensar en un apartamento.

Este hombre que llegó con sueños, hoy ha podido incluso naturalizarse como ciudadano ecuatoriano. Y concluye, con una sonrisa, que ?el tiempo de Dios es perfecto?.

Por Jonathan Lopez en Quito (Ecuador)