La hermosura de un bello atardecer, junto al resplandor del sol enrojecido que se oculta en el esmeralda de las aguas del Pacifico, anuncia la partida de un numeroso grupo de pescadores afroecuatorianos y afrocolombianos refugiados desde el recinto "Las Piedras"a pocos kilómetros de la ciudad de Esmeraldas en el norte del Ecuador.

Quienes en sus coloridas y pequeñas embarcaciones día tras día compartiendo sus redes construyen sueños y esperanzas.

La convivencia armónica se ha convertido en un referente en "Las Piedras", como resultado de la solidaridad de su gente ante la llegada continua de personas refugiadas de origen colombiano.

Joan comenta que llegó hace varios meses a este recinto en el Ecuador luego de haber caminado y navegado por mas de 20 horas  sin parar junto a su esposa y cinco de sus seis hijas pequeñas tras huir de cruentas matanzas y constantes amenazas ocurridas en su pequeño pueblo ubicado al sur de Colombia.

La pesca artesanal era el sustento diario de Joan y su familia en su país, sin embargo la solidaridad del pueblo ecuatoriano ha permitido cristalizar los  anhelos y esperanzas de esta y varias familias que han empezado una nueva vida en el Ecuador.

La situación fue muy difícil al inicio, sin embargo los pescadores de Las Piedras le brindaron un espacio en sus embarcaciones  en donde  empezó a obtener recursos con los cuales en pocos meses adquirió su propia embarcación a más del reconocimiento de la condición de refugiado por parte del gobierno del Ecuador.

Pero el cumplir con sus obligaciones ante las normas y regulaciones legales, fue lo mas importante para Joan, quien matriculó su lancha y gestionó la licencia de conducción  logrando inclusive con el apoyo de varias organizaciones como la Oficina del ACNUR en Esmeraldas  que se facilite el acceso para la obtención de los permisos correspondientes para pescadores ecuatorianos y refugiados de esta localidad en una campaña masiva ejecutada por la entidad portuaria en el Ecuador.

Hoy Joan cuenta con su propia embarcación, en la que  junto a dos ecuatorianos a quienes les ha brindado una fuente de trabajo, todas las tardes inician sus labores de pesca  en el mar.

Diego Yépez, Esmeraldas