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Una casa con sueños para niños y niñas separados de su familia

LAGO AGRIO, Ecuador, 23 de diciembre de 2014.- “¡Qué hermosa!”, dijo Heriberto cuando lo llevaron a una casa más grande, más bonita, bien pintada y equipada.

 

“Yo, llegué a esta casa juntos con mi hermana y mi hermano”, nos cuenta Heriberto*, un joven de 14 años. “Ahora estudio en la escuela, aunque no estaba estudiando. Me pasaba solamente en la calles, jugando y Vagabundeando. Era fregado estar en la casa, puras peleas. Y por eso yo mejor me iba a la calle, con los amigos”.

 

El testimonio de Heriberto, expresa una partecita de la realidad niñas, niños y jóvenes que ocupan la Casa Hogar para niñas, niños y jóvenes privados de su entorno familiar en Lago Agrio, la capital de la provincia de Sucumbíos, en el oriente ecuatoriano.

 

La Casa Hogar Lago Agrio, única en la provincia de Sucumbíos, atiende aproximadamente a 30 personas entre niñas, niños y jóvenes que ingresan por disposición de autoridad competente. Maltrato físico y psicológico, abuso sexual, abandono, extravío, y detenciones en centros nocturnos son algunas de las causas que generan la necesidad e ingreso de estas personas. Entre ellos, además, un 14% son colombianos, algunas niñas o niños que vienen solos huyendo del conflicto en Colombia.

 

“El programa no discrimina a nadie; aquí acogemos a todas y a todos sin distingo de color, nacionalidad, condición migratoria, género  con enfoque de derechos para niños, niñas y jóvenes que se encuentre privados de su medio familiar o en alto riesgo de vulneración de sus derechos”, asegura la señora Yadi Gómez, Presidenta del Patronato de Amparo Social del Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal de Lago Agrio, del cual depende la Casa Hogar.

 

“Queremos que estas niñas y niños reciban lo mejor, lo que se merecen, que se cumplan sus derechos en un espacio seguro y ambiente adecuado, que atienda las necesidades de protección, educación, desarrollo y restitución de los vínculos familiares, procurando la protección y reinserción definitiva”, asegura la Presidenta del Patronato.

 

La nueva casa es fruto de un esfuerzo interinstitucional, liderado por el Patronato Municipal de Amparo Social de Lago Agrio, y con el apoyo del Estado central nacional. “Trabajamos para que se cumplan los derechos de niñas, niños y jóvenes” –dice Carmen Allauca, Directora Distrital del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) Lago Agrio- “aportamos 123.600 dólares, que representan el 60% del presupuesto para financiar los gastos de personal, alimentación y servicios operativos”.

 

A este esfuerzo se han sumado OXFAM, organizaciones de la sociedad civil de Sucumbíos y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, con el deseo de adecuar las instalaciones preexistentes con nuevos muebles y equipos: sala de estudio, centro de cómputo, taller de arte y cultura, dormitorios, cocina, comedor, oficinas y campos abiertos para el juego, el deporte, la recreación y actividades agrícolas y productivas.

 

“Antes daba pena”, dice Julia Lara,  coordinadora de la institución, “las niñas, los niños y los jóvenes recibía una atención dispersa. Los jóvenes estaban ubicados en una casa de un  barrio, mientras las niñas y niños permanecían en otra casa en un barrio diferente; y todo cuando la administración estaba en otro sitio. Esta situación hacía muy difícil construir cercanía, confianza, seguridad y alcanzar los resultados esperados por el programa”.

 

Con el apoyo de educadoras y tutoras, niños como Heriberto y sus hermanos realizan los deberes, tareas domésticas y participan en las actividades que garantizan el acceso a destrezas alternativas y la construcción de valores para el crecimiento como personas.

 

“Esta realidad vivida por un niño ecuatoriano, es la realidad de muchos niños y niñas que llegan a Ecuador en condición de refugiados”, dijo Borja Santamaría, Jefe de Oficina ACNUR Lago Agrio. “Gracias al apoyo de la Unión Europea y de su iniciativa Niños de Paz, en apoyo a niños y niñas que viven en zonas afectadas por conflicto, hoy todos, ya sean ecuatorianos o en situación de refugio, pueden recibir el acompañamiento y asistencia que requieren”.  

 

Y como añade Heriberto, “Yo quiero mucho a mi mamá y cuando me vaya a donde mi familia, yo seguiré visitando a mis amigos de esta casa. Aquí he aprendido muchas cosas, a valorarme, a respetar a los demás sin importar si son colombianos o son indígenas o lo que sea… mi mamá también ha cambiado mucho y está muy contenta”.

 

*Nombre cambiado por razones de confidencialidad.

Nery Valencia en Lago Agrio

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