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¿Qué significa tener un hogar? Un albergue de acogida para personas en situación de refugio en Esmeraldas abre sus puertas

Como trabajadores humanitarios es inevitable preguntarnos: ¿cómo sobrevive una persona refugiada al shock que causa el desarraigo? ¿Cómo logran superar el haber tenido que dejar además de sus seres queridos, su núcleo social, su casa, su barrio, su escuela, su entorno, sus pertenencias materiales y afectivas? ¿Cómo consiguen desconectarse de todo lo que consideraba suyo y que de un momento a otro desaparece? ¿Qué se siente al huir y no tener un lugar al cual llegar, un espacio donde refugiarse? ¿Qué se siente al no tener un hogar?

Para las miles de familias que huyen día tras día del conflicto armado en Colombia, estas interrogantes son reales, forman parte de su día a día en su éxodo hacia un país de asilo.

Como para quienes llegan a Esmeraldas, en la frontera norte de Ecuador,  Hasta hace poco tiempo, las familias en necesidad de protección internacional recién llegadas no contaban con un lugar que brindara las condiciones apropiadas para una primera acogida que les permitiera emprender a pasos firmes un nuevo camino hacia soluciones dignas a su vida.

Ante esta situación, el trabajo conjunto del Departamento de Desarrollo Comunitario del Municipio de Esmeraldas, la Congregación del Buen Pastor, la organización HIAS y la oficina en Ecuador del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), permite que hoy exista en Esmeraldas un centro de estancia temporal para 32 personas.

El albergue cuenta además con áreas recreativas para los niños y con salas equipadas para la impartición de procesos de capacitación en temas relacionados a la confección y la gastronomía, de los que participarán las familias recién llegadas así como a los moradores del sector, facilitando el estrechamiento de lazos de integración.

Para la hermana Nelly Campoverde, quien representa a la Congregación religiosa en la localidad, “la habilitación de este espacio es una muestra del trabajo mancomunado entre las organizaciones civiles, los organismos internacionales y la comunidad religiosa, con un sólo fin, que es el de atender las necesidades de una población altamente vulnerable”. Y a lo que añade: “El mayor reto que enfrenta este proyecto es no sólo dar el cobijo, sino generar un proceso de empoderamiento y de dignificación de las personas refugiadas, que les posibilite salir adelante y mejorar las condiciones de vida de todo su núcleo familiar”.

En palabras de Oscar Sánchez Piñeiro, Jefe de la Oficina de ACNUR en Esmeraldas, “Este albergue temporal otorga a las personas en condición de refugio dignidad después del trauma del desplazamiento forzado y establece las bases para su pronta integración, a través de capacitaciones y oportunidades de formación”. Desde este espacio también se apoyará a las personas,  con la ayuda de HIAS y de la misma Congregación, para restablecer lazos sociales y afectivos para que las personas puedan empezar a superar el trauma sufrido.

La labor de las agencias humanitarias es hacer que la llegada al país que los acoge, sea lo menos impactante posible, a través de la ayuda psicosocial, la orientación laboral, la formación, el acceso a la regularización migratoria. Con este espíritu, este el Centro de Acogida que tiene las puerta abiertas con todos los insumos materiales y con el talento humano necesario para acoger  grupo de personas recién llegadas. Y acompañarles hacia la construcción de su nuevo hogar.  

Por Sofía Calderón en Esmeraldas (Ecuador)
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