Refugiados de la comunidad gay y transgénero buscan seguridad en el Oriente Medio
BEIRUT, Líbano, 15 de agosto de 2016 (ACNUR) – Como mujer transgénero, Nadia* ha luchado por mucho tiempo por encontrar aceptación en su nativa Irak, donde años de abusos concluyeron con su secuestro por parte de un grupo armado extremista que ataca a personas transgénero.
“Ellos nos torturaban y golpeaban fuertemente”, dijo recordando cómo algunos de sus compañeros tenían orificios sellados con pegamento. Algunos fueron asesinados.
Después de huir por el Oriente Medio en búsqueda de seguridad, ahora se encuentra bajo protección del ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en Líbano, y se siente lista para un nuevo comienzo.
“Me despedí de Irak, y eso duele”, dijo.
Criada como hombre por una fría madre y un padre abusivo, Nadia de 23 años se identifica como mujer. Su viaje la llevó de Bagdad, destruida por las sectas pos guerra al Líbano. Espera poder reasentarse pronto en un nuevo país.
“Pensé que era la única del planeta que tenía esto”.
Pero no puede esconder la confusión, la traición y el abuso del pasado. “Pensé que era la única del planeta que tenía esto”, dice Nadia, hablando de su identidad trangénero. “Me preguntaba por qué era así. Era desagradable, muy desagradable”, dice refiriéndose a la reacción de quienes la rodeaban.
Experiencias similares son contadas por una serie de lesbianas, gays, bisexuales, trangéneros, e intersexuales, conocidos colectivamente como LGBTI, que ahora viven bajo la protección del ACNUR en esta región destrozada por los conflictos.
Como refugiados, los peligros son a menudo magnificados, de acuerdo con testimonios recolectados por el ACNUR y sus socios. Los refugiados LGBTI enfrentan grandes riesgos de acoso, arresto, secuestro, tortura, violación e inclusive asesinato. Algunas personas, como Nadia, son blanco de extremistas o pandillas criminales. También hay preocupaciones diarias como encontrar trabajo y albergues, lo que ya es difícil para otros refugiados.
El Líbano es considerado más tolerante hacia las orientaciones sexuales e identidades de género diversas, que la mayoría de sus vecinos. Aun, su código penal prohíbe las relaciones sexuales “que contradicen las leyes de la naturaleza”, y eso puede fomentar la persecución.
Hay una falta de datos de cuántas personas LGBTI tienen necesidades de asistencia, pero MOSAIC, socio del ACNUR que trabaja con grupos marginados en Líbano y otras partes de la región, dice que su servicio ha llegado a 810 personas LGBTI en este año. Pero que eso solo es lo superficial.
“Mucho depende de cómo han llegado aquí y si ya han tenido apoyo”, dijo Charbel Maydaa, fundadora de MOSAIC. “Hay muchos factores que definen la seguridad. ¿Están en un hogar seguro? ¿Están debidamente registrados y protegidos? ¿Tienen acceso a organizaciones de apoyo? Ser refugiado y LGBTI puede ser doble estigma”.
Por su parte, recientemente el ACNUR ha desplegado el paquete de entrenamiento más grande y comprehensivo de su tipo para su equipo y demás personas de la comunidad humanitaria que trabajan con personas LGBTI desplazadas. También se ha brindado un vistazo del progreso que se ha logrado en la protección de las personas LGBTI refugiadas y de otras personas de interés.
En el Líbano, trabajadores sociales especializados brindan consejería sicológica y refieren a asistencia médica, especialmente asistencia pos trauma. Otras asistencias a refugiados LGBTI incluyen albergue, asistencia de salud mental, y asistencia monetaria de emergencia y legal. Cuando es necesario, los refugiados son reasentados.
El ACNUR también trabaja de cerca con socios como MOSAIC, el Centro ABAAD para equidad de género y la Fundación Makhzoumi, que brinda apoyo individual y grupal a refugiados LGBTI. El ACNUR y sus socios han capacitado a policías para ayudarles a entender las necesidades de la comunidad, y recientemente, introdujo insignias “de seguridad” arcoíris para recalcar al personal entrenado para responder a las necesidades de la comunidad.
Como lo dejaron claro las terribles experiencias de secuestro y tortura de Nadia en el 2012, la vida en Bagdad es peligrosa para la comunidad trangénero. Mientras que algunos fueron asesinados, otros enfrentas fuertes acosos.
“En Irak, gays y transgénero son perseguidos. La mayoría de los trangénero se suicida porque no hay vida”.
Inicialmente Nadia huyó a la Región Kurdistán de Irak y después, a Iran en su intento de transición de hombre a mujer, pero no tuvo éxito. Cuando regresó a Bagdad, el abuso de su familia aumentó.
“En Irak, gays y transgénero son perseguidos. La mayoría de los trangénero se suicida porque no hay vida. No pueden vivir de la forma que quieren”.
Sin estar convencida por un diagnóstico médico de que no podía convertirse en hombre, su padre y tío la confinaron y torturaron, frotando su piel con lana de acero en un intento por estimular el crecimiento del cabello, e inyectándole testosterona a la fuerza.
Ella finalmente pudo huir de Líbano, ayudada por un doctor amigable y su tía. “Mi tía me dijo: vete y nunca vuelvas. Si te ven, te matarán”, contó Nadia. “Si tengo una nueva vida, es por ella”.
Esperar reasentamiento en Beirut no ha sido fácil. Ha habido dificultades para encontrar empleo y para pagar su renta; también, insultos de sus compañeros de casa y amenazas de la familia de su nueva pareja, un refugiado Sirio, cuyo anillo ella usa y con quien espera reunirse después del reasentamiento.
Para el futuro, Nadia espera poder ayudar a otros. “Espero asentarme y adoptar una familia, tener un bebé con mi novio. Quiero ser embajadora de la buena voluntad para las personas trans y sensibilizar”.
Para profesionales como Maydaa de MOSAIC, el caso de Nadia y otros más como el de ella muestran que hay esperanza para la comunidad de refugiados LGBTI en la región. Pero también añadió: “El cambio cultural tomará tiempo”
*Nombres cambiados por razones de protección.