1 de diciembre de 2010
El año que viene se cumplen 30 años desde que se declaró la epidemia del SIDA. Este aniversario nos invita a reflexionar y a reafirmar nuestra determinación.
En las últimas tres décadas, el SIDA ha sembrado la muerte y ha causado un sufrimiento inenarrable. Sin embargo, en el transcurso de los años se ha ido tejiendo también otra historia, la de una comunidad mundial unida con pasión para actuar y salvar vidas. Estos esfuerzos están logrando resultados tangibles en todo el mundo.
Menos personas contraen el VIH. Millones de personas tienen acceso al tratamiento del VIH. Ahora más mujeres pueden evitar transmitir la infección a sus bebés. Muchos países están levantando las restricciones de viaje a las personas que viven con el VIH, a medida que el estigma va dejando paso —aunque aún muy lentamente— a la compasión y el reconocimiento de los derechos humanos.
Gracias al compromiso y a la solidaridad, este movimiento está ayudando al mundo a contener la epidemia del SIDA. Por fin hemos logrado la primera parte del sexto Objetivo de Desarrollo del Milenio, haber detenido y comenzado a reducir la propagación del VIH. Debemos seguir imprimiendo un rumbo nuevo y audaz a nuestra labor.
Nuestro objetivo común está claro: lograr el acceso universal a los servicios de prevención, tratamiento, cuidado y apoyo en materia de VIH. Debemos también trabajar para que la respuesta al SIDA sea sostenible.
Llevamos tres décadas sumidos en esta crisis, aspiremos a lograr los “tres ceros”: cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el SIDA. En este Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, comprometámonos a aunar esfuerzos en pos de este objetivo en beneficio de toda la humanidad.
Ban Ki-moon