La historia de Omar
Omar, de 28 años, cuenta que desde sus primeros años de vida sufrió discriminación y maltrato por parte de sus familiares y compañeros de escuela en la fase de descubrimiento de su orientación sexual. En sus años de bachillerato Omar conoció a quien se convertiría en su mejor amigo y confidente por mucho tiempo, Ángel. Con Ángel compartía la mayoría de sus actividades, haciendo deporte y tareas juntos. Durante sus años de estudio siempre fueron objeto de mofa y acoso psicológico de los “pandilleros” de su pueblo. Ya mayor, Omar comenzó a trabajar en una peluquería de su pueblo.
A partir de cierto día los “pandilleros” del pueblo, que resultaron ser grupos armados irregulares, no permitieron que Omar siguiera trabajando y cada cuatro días lo buscaban y lo obligaban a él, a Ángel y a otros homosexuales del pueblo a lavar sus ropas camufladas en el río, para luego abusar sexualmente de ellos. Esta situación duró por un par de años, hasta que Ángel decide huir a Venezuela; Omar lo seguiría unos meses luego. En Venezuela Omar logra reconstruir su vida y formarse como profesional en peluquería.
“Lo más difícil para mí fue el silencio, el no poder decirle a nadie lo que sentía y tratar de disimular mi orientación sexual. Sufrir la violencia y discriminación de mi propia familia. Tener que asimilar solo todo lo que me tocó vivir a manos del grupo que controlaba mi pueblo. Tuve que madurar antes de tiempo, no tuve infancia y no pude jugar como niño.”
Los nombres originales y algunos detalles de las historias fueron adaptados en resguardo a la protección de las personas de interés del ACNUR.