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Modelo de Graduación: Un círculo global que mejora la vida de los refugiados

Olga Marina tiene una tienda de ropa para personas de todas las edades, a pesar de sus 69 años y de la discapacidad física que ha paralizado parte de su cuerpo, todas las mañanas abre su local de manera puntual.

SANTO DOMINGO, Ecuador, 19 de diciembre de 2016 (ACNUR) – Olga Marina tiene una tienda de ropa para personas de todas las edades. A pesar de sus 69 años y de la discapacidad física que ha paralizado buena parte de su cuerpo, todas las mañanas está comprometida con abrir su local de manera puntual. Su historia, como muchas, esconde dolor, esfuerzo y deseos de salir adelante.

“Nosotros no somos mala gente; somos trabajadores y tuvimos que venir a Ecuador para huir de la muerte, porque nos querían matar”, explica esta mujer de origen colombiano que hace 14 años llego al Ecuador junto a su hijo.  

Después de varios trabajos como limpiadora, costurera o vendedora en una panadería,  consiguió abrir su propio local hace tres años donde vende ropa a consignación. “Yo no vendo ropa cara, mis clientes son personas pobres, igual que yo”, describe Olga. Algo muy noble, pero al mismo tiempo una de las causas por la que a pesar de los esfuerzos, los recursos obtenidos no le permitían acceder a bienes o servicios básicos, desde el pago del arriendo hasta servicios cotidianos como la luz o el agua.

Hace casi dos años, Olga Marina, además, sufrió un derrame cerebral que le dejó secuelas físicas importantes, afectando su habla y motricidad. Gracias a su determinación y a meses de rehabilitación y terapia, ha logrado recuperar cerca de 70% de sus capacidades. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos y determinación por superar lo que ella denomina “el coma de la suerte”, apenas puede ponerse en pie.

“He podido salir adelante gracias al apoyo de todos, y sobre todo al Modelo de Graduación”, señala esta mujer refugiada.

Como varias familias en Santo Domingo de los Tsáchilas, un vibrante núcleo comercial a unos 150 kilómetros de Quito, la capital del país, Olga Marina y su hijo forman parte del innovador programa desarrollado por ACNUR, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados junto con HIAS, organización no gubernamental dedicada a la protección de los refugiados. Este programa, que busca favorecer medios de vida dignos y sostenibles para familias refugiadas en situación de extrema vulnerabilidad, ofrece un apoyo integral a los hogares. En este marco, y gracias al apoyo del Departamento de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO), brinda a las familias refugiadas un acompañamiento continuo durante un año o año y medio, para que paso a paso, mejoren su alimentación, fortalezcan sus medios de vida, creen una red social y logren una mayor integración en Ecuador.

Como apunta Olga Marina: “El Modelo de Graduación es un círculo global que ha permitido mejorar mi alimentación, mi negocio y mi vida en general”.

Durante su participación en el Modelo de Graduación, Olga Marina se ha enfocado en consolidar sus conocimientos en negocios y finanzas. Al inicio del programa, su hijo de 40 años trabajaba como vendedor ambulante con ganancias muy variables y precarias, mientras Olga tenía un ingreso de 50 dólares por mes. Además, los demandantes gastos relacionados con su enfermedad, no les permitían sostener un hogar de manera estable y digna.

Gracias al Modelo de Graduación que incluye visitas semanales de Wendy – promotora social de HIAS -, Olga Marina ha adquirido habilidades y conocimientos para fortalecer su emprendimiento, que ahora le permite ganancias de 90 dólares por mes. Además, ha podido abrir una cuenta de ahorros, lo cual le ayuda a estar mejor preparada en caso de posibles imprevistos y para poder planear y proyectar su futuro.

“Dentro de algunos años, quiero comprar un terreno con mis ahorros. Si logro comprarlo, me sentiría muy realizada”.

Según María Clara Martín, Representante de ACNUR en Ecuador: “el Modelo de Graduación ofrece oportunidades a las personas más vulnerables, reconociendo sus capacidades y ayudándoles a enfrentarse a posibles dificultades. Como en el caso de Marina, el ser mujer, adulta mayor y vivir con una discapacidad, no son un impedimento para mejorar su vida y conseguir una autonomía”.

En Ecuador, cerca de 400 personas siguen cruzando cada mes la frontera huyendo de la persecución y el conflicto armado. Para favorecer que los alrededor de 60.000 refugiados que viven en el país, el 95% de origen colombiano, alcancen una plena integración, el Modelo de Graduación está apoyando en 2016 a unos 1.500 hogares por medio del Modelo de Graduación para impulsar a los refugiados a alcanzar medios de vida dignos y sostenibles, fortaleciendo así su proceso de integración local en el país que les acoge.

Por Nawel Aouissi-Padioleau en Quito, Ecuador