Juventud de América Latina y el Caribe le Apuesta a la Construcción de Propuestas de Paz y Seguridad
CIUDAD DE PANAMÁ, Panamá, 2 de junio de 2017 (ACNUR) - Los principales desafíos que enfrenta la juventud en América Latina y el Caribe se centran en los temas de seguridad, equidad y gobernabilidad, aspectos fundamentales para poder avanzar hacia una paz sostenible. Dentro de ese contexto, 63 jóvenes de diferentes países de la región participaron en la primera Consulta Regional sobre Juventud, Paz y Seguridad que se realizó del 28 de mayo al 1 de junio en la Ciudad de Panamá.
Las personas jóvenes seleccionadas son agentes de cambio en sus respectivos países, y trabajan con la juventud en busca de una sociedad más justa y más prospera. Muchas de ellas pertenecen a sectores vulnerables y a grupos minoritarios, lo que los ha motivado a alzar sus voces para ser parte del cambio que quieren ver el mundo.
“Cuando tenía 15 años, perdí a mi padre a manos del crimen y la violencia,” señala Tawana, de St. Kitts and Nevis. “Eso fue un llamado de atención para mí y por eso he decidido tomar un rol proactivo, para marcar la diferencia”. “Apenas regrese a mi país voy a transmitirles a los jóvenes todo lo que se está dando en esta Consulta. Me preocupa el daño que la violencia le está haciendo a nuestros países y nuestro mundo”, señala Tawana.
La Consulta busca construir propuestas desde una mirada de paz y seguridad humana que contemple una amplia participación juvenil, con acciones concretas que vayan encaminadas al cumplimiento de la Agenda 2030.
Georgeanela, joven costarricense, recalca que lo más importante es que cada persona sea reconocida como sujeto de derechos humanos. Para ella es importante que las personas sean educadas en un sentido de respeto y tolerancia, con miras a buscar la paz.
“Mi motivación es poder construir junto a otros jóvenes de la región una propuesta de nuevas oportunidades y aprovechar este espacio de incidencia para mejorar la calidad de vida de todas las personas”, señala Georgeanela.
Algunas propuestas de las personas jóvenes contemplan el uso de nuevas tecnologías y el arte para promover una cultura de paz y seguridad en la región.
Según Ricardo, de El Salvador, hay que reconocer que hay muchos espacios e iniciativas que se están moviendo desde las juventudes. Uno de sus grandes logros es haber evitado mediante talleres de Hip Hop y expresiones artísticas que muchas personas jóvenes se unieran a pandillas, dándoles una oportunidad de expresarse mediante esta danza y convirtiéndose en una herramienta de transformación social. Por esta labor, Ricardo y su familia fueron amenazados, teniendo que desplazarse forzosamente, pero esto solo ha servido como motor para seguir logrando incidencia en evitar que jóvenes caigan en manos del crimen organizado.
Fanny, mujer trans salvadoreña, lucha por los derechos de la comunidad LGBTI en su país.
“Ser joven en El Salvador es un delito. No tenemos libertad de expresarnos, no podemos caminar libremente por la calles sin ser estigmatizados por la misma población. Ser joven en El Salvador quiere decir que todos somos pandilleros, todos somos ladrones”. Fanny comenta sobre cómo la situación de las maras y las pandillas afecta a la juventud en El Salvador. “A algunos jóvenes los han asesinado por el simple hecho de decir no”, explica acerca de algunas de las dificultades que enfrentan las personas jóvenes en su país.
Las personas jóvenes que intentan ayudar a otras personas jóvenes en situaciones de vulnerabilidad se convierten víctimas de amenazas y persecución.
En el caso de Heidy, de Guatemala, “la paz es salir de casa, ir a trabajar, volver y recibir un abrazo de mi mamá. Saber que pude regresar, sin ser violada o asaltada. La paz es el conjunto de esas cosas pequeñas que se logran conseguir en medio de tanto caos”.
La visión de paz cambia según los contextos y experiencias. Para Maha, joven apátrida, la paz es interior, es poder lograr los sueños y metas. “Perdí a mi hermano hace un año por la violencia común. El nació apátrida y murió apátrida. Yo nací apátrida pero quiero morir perteneciendo a un país”. Desde su experiencia, hace incidencia para que los 10 millones de personas apátridas puedan tener una nacionalidad. “No se trata de política. Se trata de personas y vidas humanas”, comenta.
Muchas de las personas participantes de la consulta están emprendiendo acciones en pro de la libertad de género, el respeto por la diferencia étnica y cultural, la defensa de los derechos sociales y reproductivos, la construcción democrática y el derecho a tener una nacionalidad.
Estas personas jóvenes se van con la enorme tarea de seguir actuando en el presente en miras al futuro que quieren construir, adquiriendo el compromiso de seguir influyendo en sus comunidades y entornos para lograr una región más segura, pacífica e incluyente.
Por Alejandra Romo, Ángela Flórez, Eric Quintero, Guadalupe Valdés y Miguel Trancozo.