Buenos Aires, 3 de diciembre de 2010 - La conmemoración de los 45 años de labor de la oficina regional del ACNUR para el Sur de América Latina se sintió como el encuentro de una gran familia, unida por el interés de asegurar la protección e integración de aquellas personas forzadas a abandonar sus países para salvar sus vidas.
El evento conmemorativo tuvo lugar en Buenos Aires y contó con la presencia de altos funcionarios del gobierno nacional, refugiados de diferentes países, miembros del cuerpo diplomático, representantes de la sociedad civil así como con la conducción del Embajador de Buena Voluntad del ACNUR, Osvaldo Laport.
En su discurso inaugural, la Representante Regional del ACNUR, Eva Demant, señaló: “En un mundo cuyos espacios humanitarios parecen estar encogiéndose, el ACNUR agradece a aquellos países que generosamente abren sus puertas a las personas que llegan en búsqueda de protección. También reconoce los invaluables esfuerzos que los gobiernos de la región y la sociedad civil, aun en circunstancias socioeconómicas difíciles, realizan para continuar ofreciendo protección y posibilidades de integración a las personas refugiadas”.
Por su parte, la Subsecretaria de Relaciones Exteriores, Embajadora Norma Nascimbene destacó que “la promoción y protección de los derechos de los refugiados es un tema de interés fundamental para este Gobierno y constituye una política de Estado que se refleja en todo nuestro cuerpo legal: desdela Constitución Nacional que integra las principales convenciones de protección de los derechos humanos a la Ley General de Reconocimiento y Protección de Refugiados, la Ley de Migraciones y los convenios de libre residencia en el MERCOSUR, así como también la creación y puesta en funcionamiento de la Comisión Nacional para los Refugiados (CONARE) y el Plan de Reasentamiento Solidario”.
Durante el evento y a través de un mensaje grabado para la ocasión, el Alto Comisionado António Guterres agradeció a los gobiernos del Cono Sur y los invitó a que se sumen a las conmemoraciones del 2011 (60 años de la Convención de los Refugiados y 50 años de la Convención para reducir los casos de Apatridia) al tiempo que señaló que “el liderazgo de la región en la construcción de un espacio de protección seguirá siendo un ejemplo para el mundo”.
Como parte de la conmemoración también se emitió un mensaje de la escritora chilena y ex refugiada Isabel Allende, quien contó cómo sus padres se salvaron milagrosamente al descender unas cuadras antes del auto que explotara en septiembre de 1974 en Buenos Aires llevando al ex General chileno Carlos Prats y su esposa. La escritora dijo tener una deuda de por vida para con la organización.
En la ocasión, las voces de los refugiados se hicieron oír a través de Sane Sankou, de Senegal, y de Alejandra Gaviria, de Colombia. “Quiero dar las gracias a los argentinos y argentinas por recibirnos y darnos la oportunidad de vivir en paz en este hermoso país”, señaló Sankou, mientras que Gaviria destacó los aportes que las personas refugiadas pueden brindar a las sociedades de acogida: “No hay cultura estática, la cultura es dinámica, cambia… y Argentina no ha sido la excepción de cómo las personas refugiadas han ayudado a dinamizar la sociedad con su aporte no sólo cultural, sino también social y económico”.
Los representantes de las tres agencias implementadoras de los programas del ACNUR en Argentina (Fundación Comisión Católica Argentina de Migraciones, Fundación Migrantes y Refugiados en Argentina, y Asociación Hebrea de Ayuda a Inmigrantes) sumaron sus discursos y reconocieron el compromiso humanitario de los gobiernos, de la sociedad civil y el ACNUR al tiempo que llamaron a seguir trabajando en pos de las personas con necesidades de protección internacional.
Con el objeto de atender las necesidades de protección de los refugiados europeos de post-guerra llegados a esta parte del mundo, en 1965 se estableció en Buenos Aires la oficina regional del ACNUR para el Sur de América Latina, la que actualmente cubre a Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay.
En los años siguientes, sin embargo, su trabajo estuvo atravesado por los acontecimientos políticos que marcaron a la región, como el éxodo de refugiados latinoamericanos generado por las dictaduras militares de los años ‘70 y ‘80. Pero con el retorno de los gobiernos democráticos, la región fue consolidándose progresivamente como un espacio humanitario de vital importancia para la acogida de miles de personas que llegan en busca de protección y paz.
Actualmente, el ACNUR trabaja con los gobiernos y la sociedad civil de los distintos países de la región en la protección e integración de más de 9.500 refugiados y solicitantes de asilo.