Acabar con la Apatridia en el plazo de 10 años
Informe Especial:
Las personas apátridas se encuentran en todas las regiones del mundo —Asia, África, Oriente Medio, Europa y en las Américas—: comunidades enteras, bebés recién nacidos, niños, parejas y ancianos.
Todos tiene maldición en común: la falta de una nacionalidad que los priva de los derechos que la mayoría de las poblaciones mundiales dan por sentado. Frecuentemente son excluidos desde la cuna hasta la tumba al negárseles identidad jurídica cuando nacen, acceso a la educación, atención médica, matrimonio, oportunidades de trabajo durante su vida e incluso la dignidad de una sepultura oficial y un certificado de defunción cuando mueren.
La apatridia es un problema generado por la humanidad y ocurre debido a una apabullante serie de causas. Sectores completos de una población pueden convertirse en apátridas de la noche a la mañana debido a directivas políticas o legales o por la alteración de fronteras estatales. Las familias tienen que hacer frente a situaciones de apatridia durante generaciones a pesar de tener profundas raíces y lazos antiguos con sus comunidades y sus países.
Algunos se han convertido en apátridas debido a obstáculos administrativos: simplemente quedan excluidos de un sistema que los ignora o se ha olvidado de ellos. Más de dos décadas después de la desintegración de la Unión Soviética, más de 600,000 personas continúan siendo apátridas.
A unas 300.000 personas bihari que hablan urdu el gobierno de Bangladesh les negó la ciudadanía cuando el país obtuvo su independencia en 1971. En Costa de Marfil, hay 700.000 personas apátridas que no tienen nacionalidad o los derechos que emanan de ella. A más de 800.000 miembros de la etnia rohingya en Myanmar se les ha denegado la nacionalidad bajo la ley de ciudadanía de 1982 y han visto severamente restringida su libertad de movimiento, religión y educación.
Más de un tercio de los apátridas del mundo son niños y el estigma de la apatridia puede acompañarles por el resto de sus vidas, aún tras su muerte. Si tienen hijos, esta generación también será apátrida y la crisis se perpetuará.
Este problema con siglos de antigüedad comenzó a agitar las conciencias de la comunidad internacional cuando se comenzaron a utilizar las palabras “inhumano”, “vergonzoso” y “una mancha en el derecho internacional” para abordar la situación de las personas apátridas. El ACNUR recibió el mandato de brindar asistencia a los refugiados apátridas en 1950.
Si bien un número significativo de refugiados y solicitantes de la condición de refugiado son también apátridas, las cifras normalmente son reflejadas en las de refugiados y solicitantes de asilo. Durante los últimos cinco años, el 20% del total de los refugiados reasentados por el ACNUR también habían sido apátridas. En la década de 1970, al ACNUR se le dio el mandato de brindar asistencia a los apátridas bajo la Convención de 1961 para Reducir los Casos de Apatridia y su rol fue consolidado en 1995. Los pilares jurídicos del trabajo del ACNUR son la Convención de 1954 sobre el Estatuto de los Apátridas, y la Convención de 1961 para Reducir los Casos de Apatridia.
Estos tratados están sustentados en otros instrumentos legales como la Declaración de 1948 de los Derechos Humanos, y muchos tratados internacionales y regionales de derechos humanos que contemplan el derecho de todo ser humano a tener una nacionalidad.
Pero durante décadas, resolver la apatridia parecía ser insuperable. Muchos gobiernos y la comunidad internacional en su conjunto parecían desinteresados, en muchos casos prolongando las crisis más que realizando esfuerzos para resolverlas.
El ACNUR insiste en que este problema es en gran medida evitable y que con la voluntad política adecuada, podría resolverse.