La historia de María José
El ver a una señora totalmente desesperada, a pesar de que sus hijos por fin estén seguros, llorando profusamente porque en su cumpleaños no pudo estar con su madre; son momentos que no se pueden olvidar. Para alegrarla el grupo dibuja una torta con velitas en un papel, le regalan la manualidad hecha ese día “envuelta para regalo con un lazo imaginario” y le cantan la canción de cumpleaños feliz diciéndole ya tienes a alguien aquí, este es tu lugar.
Esta experiencia profesional como psicóloga sobrepasa hacia lo personal, me deja una enseñanza no universitaria ni laboral, una enseñanza de vida. El ser testigo de lo grande de la generosidad de las personas que no se detiene solamente a lo material. Al iniciar mi trabajo en la localidad el reto significó organizar un grupo de señoras muy diverso: interesadas en clases de cocina y en tener espacios de discusiones y de recreación. Al pasar los meses, la dinámica giró en que a pesar de sus diferencias ellas podían vincularse, organizarse, escucharse, respetarse y relacionarse con “el otro” que no era violento. Así mismo, ir reconociendo que de ese espacio hablado por medio de sus testimonios escritos se podría dejar algo que trascienda. Sus testimonios, para mí fueron un acompañamiento desde el ser víctimas al ser sobreviviente a reconocer cómo van tomando una posición diferente.
El grupo es impredecible, tiene sus tiempos y su propio empuje como el significado de su nombre “Pa´lante con Esperanza”. Para ser sincera el reto de buscar manualidades, pócimas, recetas, actividades para los niños, el preparar las lecturas para las reflexiones e incluso las supervisiones en donde he podido hablar también de mis temores se ha vuelto algo que disfruto plenamente en mi trabajo, conocer nuevas integrantes, observar encuentros y despedidas.
Psic. Ma. José Gómez de la Torre
Asistente Humanitaria HIAS Guayaquil