La historia de Zoan
“Me llamo Zoan, tengo 44 años, vengo de África y soy carpintero”. Zoan llegó a Venezuela en 2009. Huía de la inestabilidad política y tensiones étnicas que vivía su país, en el cual fue víctima de persecución directa. El padre de Zoan fue activista por derechos humanos, y aunque su profesión no tenía que ver nada con política, siempre se interesó por ella. Zoan en su rol como activista en su comunidad perdió a su padre y a un tío a manos de la represión política. Antes de llegar a Venezuela estuvo preso por casi 4 años, en dónde fue víctima de torturas y malos tratos. En su desesperación por huir de la persecución política que sufría en su país, Zoan llega a Venezuela víctima de las redes de delincuencia trasnacional de tráfico de personas, en una travesía de África a América, luego de pagar una significativa suma de dinero. Sus traficantes lo dejaron a la deriva en el sur de Venezuela, sin papeles, con muy poco dinero y sin hablar español. En Venezuela fue detenido por un tiempo, hasta que pudo entrar en contacto con el ACNUR, el cual le ayudó a comenzar su proceso de solicitud de la condición de refugiado ante el Estado venezolano.
Con una ayuda del ACNUR de 250 bolívares, Zoan compró una caja de herramientas y consiguió trabajo como carpintero en un taller en Caracas. Aunque Zoan admite sentirse muy sólo en Venezuela igual dice que “ahora estoy mucho mejor, más feliz que en mi país.” Su historia es una de un espíritu inquebrantable y luchador.
Los nombres originales y algunos detalles de las historias fueron adaptados en resguardo a la protección de las personas de interés del ACNUR.