BRASILIA, Brasil, 3 de diciembre de 2014 (ACNUR) – Los países de América Latina y el Caribe se comprometieron hoy a trabajar juntos para mantener los estándares de protección más altos a nivel internacional y regional, a implementar soluciones innovadoras para los refugiados y desplazados internos, y a ponerle fin a la difícil situación enfrentada por las personas apátridas en la región. Estos compromisos, consagrados en la Declaración de Brasil y su Plan de Acción, son el resultado de la reunión ministerial que tiene lugar en Brasilia, que le da fin a la conmemoración del 30° aniversario de la Declaración de Cartagena sobre Refugiados.
La Declaración de Cartagena sobre refugiados, ahora en su cuarta década, fue adoptada en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias en 1984. Esta amplió la definición de refugiado para América Latina y propuso nuevos enfoques para las necesidades humanitarias de los refugiados y desplazados internos con un espíritu de solidaridad y cooperación.
La Declaración de Brasil y su Plan de Acción reconocen las nuevas realidades enfrentadas en América Latina y en el Caribe que obligan a personas a huir en busca de protección. Como respuesta, los Estados diseñaron nuevas estrategias para ampliar las oportunidades de integración local, reasentamiento, repatriación voluntaria y programas regionales de movilidad de trabajadores, al igual que para garantizarles sus derechos a los refugiados y desplazados internos.
Los Estados están comprometidos, de igual manera, con la erradicación de la apatridia en la región antes del 2024, convirtiéndose en la primera región que responde a este llamado global del ACNUR. Los Estados recordaron que toda persona tiene el derecho a la nacionalidad, y que la apatridia implica la violación de derechos humanos.
El Alto Comisionado para los Refugiados, António Guterres, elogia los compromisos adquiridos por los Estados en Brasil, describiéndolos como “valientes, generosos y visionarios”.
“Ahora la responsabilidad recae sobre la región para traducir con determinación estos compromisos en acciones que tengan un impacto concreto y positivo en la vida de refugiados, desplazados internos y apátridas”, afirmó Guterres.
“Estamos presenciando cómo se hace historia”, continuó Guterres, aplaudiendo la región por haber tomado el liderazgo de cuidar a los más vulnerables del mundo, y por mostrar las mejores prácticas en la protección internacional y soluciones.
El Ministro de Justicia de Brasil, José Eduardo Cardozo, alabó los resultados, haciendo hincapié en la necesidad de continuar la cooperación regional. “Hace treinta años, un grupo de personas emitió una declaración visionaria. Espero que volvamos a tener la misma visión pragmática en este momento”, dijo.
“El Gobierno brasileño tiene el firme compromiso de recibir bien a todos los extranjeros que llegan aquí. Depende de nosotros dar protección a los que la necesitan, garantizar el respeto de los derechos humanos y estar preparados para enfrentar esta situación”, afirmó Cardoso.
El Secretario General del Consejo Noruego para Refugiados (NRC) Jan Egeland elogió la Declaración y Plan de Acción. “Otros continentes pueden aprender de América Latina y el Caribe sobre cómo encontrar la solidaridad regional para la protección y la búsqueda de soluciones al desplazamiento”, dijo Egeland.
“El continente tiene también muchas de las organizaciones de sociedad civil más destacadas que han dado valiosas contribuciones al proceso de Cartagena a través de consultas organizadas por el Consejo Noruego para Refugiados en todo el continente. Los gobiernos deben consultar y usar a estas ONG cuando los desastres, conflictos y otras formas de violencia conlleven al desplazamiento”, dijo Egeland.
El evento final en Brasilia fue organizado por el Gobierno de Brasil con el apoyo del ACNUR y el Consejo Noruego para Refugiados y contó con la participación de diferentes organizaciones y agencias humanitarias internacionales y regionales. Cuatro consultas subregionales en Argentina, Ecuador, Nicaragua e Islas Caimán contribuyeron a la creación de la declaración y el nuevo plan de acción.
América Latina y el Caribe acogen a 6 millones de desplazados internos, refugiados, solicitantes de asilo y apátridas, y la región ha estado recientemente trabajando para hacer frente a la situación vivida por miles de niños y niñas no acompañados que huyen hacia el norte en busca de seguridad en América Central y más allá.