María Victoria: Gracias a las Mariposas somos una comunidad unida

María Victoria Liu y  Maritza Asprilla Cruz, integrantes de las Mariposas. ACNUR/ Juan Arredondo

María Victoria Liu y Maritza Asprilla Cruz, integrantes de las Mariposas. ACNUR/ Juan Arredondo

María Victoria es escuchada atentamente por el grupo de 10 mujeres reunidas en un círculo en la iglesia del pueblo en el oeste de Colombia, mientras ella participa en un juego de rol con gran talento.  Ella está representando el rol de una empleada de una empresa luchando por rechazar los avances sexuales de un jefe, interpretado por otra de las mujeres. “Chicas, recuerden las leyes que necesitan conocer para protegerse en contra del acoso sexual en el trabajo”, señala María Victoria, dirigiendo el taller en la comunidad de Triana como una de las 22 coordinadoras de las Mariposas.

“Se trata de ser dueñas de sus cuerpos, cuidarse y defenderse de los avances sexuales no deseados en el trabajo y fuera de él”, les dice a las participantes.  María Victoria dice que ser parte de las Mariposas le ha enseñado más sobre los derechos de las mujeres y la ha ayudado a sanar los traumas que ha sufrido. “Ahora puedo compartir mi dolor con otras personas que también han sufrido a causa del conflicto”, señala María Victoria. “Ayuda a lidiar con el dolor.  Para aliviar el dolor he aprendido que tienes que compartirlo. Me siento menos sola”.

Como la mayoría de las 120 mujeres que trabajan para las Mariposas en la ciudad portuaria de Buenaventura y sus alrededores, María Victoria ha sufrido la pérdida de alguien querido en los 50 años de conflicto armado en Colombia.  Recuerda con todo detalle la tarde de ese sábado hace casi 15 años cuando cuatro enmascarados armados atacaron la montañosa comunidad de Triana donde vivían ella y su familia, junto a otras 400 familias, a unos 40 kilómetros de Buenaventura.  Su marido estaba en la sala de billar con tres de sus seis hijos.  María Victoria escuchó los disparos y cuando un vecino comenzó a gritar “es Pedro, es Pedro” supo que le habían disparado a su marido.

“Corrí a la sala de billar y vi a tres personas junto a mi marido muertas en el piso.  Mis tres hijos presenciaron el homicidio de su padre” dice María Victoria.  Antes de que transcurriera una semana María Victoria huyó con sus hijos adolescentes y buscó refugio en la casa de su cuñado en Buenaventura.  “Temí por la vida de mi familia.  El miedo me llevó a huir”, dice.

Maria Victoria Liu. ACNUR/ Juan Arredondo

Maria Victoria Liu. ACNUR/ Juan Arredondo

En el 2008, María Victoria regresó a Triana. Pero vive en constante temor de  sufrir otro ataque de grupos armados. “Trato de no permanecer en Triana por períodos muy prolongados cada vez que vengo… Simplemente ya no me siento jamás segura después de lo que sucedió.  Jamás me volveré a sentir realmente segura”.  Luego del homicidio de su marido, María Victoria se convirtió en líder comunitaria de Madres por la Vida, un grupo de derechos que ofrece apoyo a las mujeres que han perdido a familiares en el conflicto.  Además busca acabar con la violencia contra la mujer.  Madres por la Vida es una de las 23 organizaciones de base de mujeres que trabajan en las zonas urbanas y rurales de Buenaventura que se han unido a las Mariposas desde el 2010.

Las voluntarias de las Mariposas en Triana se reúnen la mayoría de las semanas en el salón comunitario y una vez al mes en la iglesia para conversar sobre temas como las leyes de protección de la mujer, como enfrentar y denunciar la violencia doméstica y negocios, actividades que pueden ayudar a empoderar a las mujeres.  La mayoría de las mujeres en Triana ganan pequeñas cantidades de dinero vendiendo licores caseros y lavando las ropas de quienes construyen carreteras o los mineros.

“Pertenecer a las Mariposas me ha permitido saber más sobre mis derechos.  Cuando conoces tus derechos y las leyes que protegen a la mujer, te puedes defender mejor a ti misma y a tu comunidad” dice María Victoria, que dirige algunos de los talleres. Señala que gracias a las Mariposas las mujeres de Triana han formado una comunidad muy estrecha.  “Me motiva saber que tengo amigas y vecinos que se cuidan los unos a los otros” añade María Victoria. “Si alguien no ha llegado a su casa al anochecer comenzamos a llamarnos unos a otros hacienda preguntas. Gracias a la red nos cuidamos entre nosotros mucho más y somos más fuertes y más unidos”.


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