La historia de Amir

© ACNUR/ Z.Millán

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Amir, de 40 años, vivió toda su vida en una comunidad muy apegada a la fe musulmana, y gozaba de una vida normal. Después de 5 años trabajando en una empresa de ingeniería, se trasladó a un proyecto de construcción de una planta en Venezuela. Amir, unos años antes de venir a Venezuela había adoptado el cristianismo como fe, al igual que su esposa, mas lo había mantenido en secreto por el riesgo que esto representaba en su tierra. Estando ya en Venezuela se sintió más libre y cómodo para asistir a la Iglesia y practicar su fe en público. Sin embargo, su comunidad en Venezuela, también de mayoría musulmana, descubre su nueva religión y reveló su nombre y el de su esposa a agentes de inteligencia de su país de origen. El país de origen de Amir es uno de los tantos que consideran la conversión religiosa como crimen, castigado con pena de muerte.

Amir se encontraba a pocos meses de terminar su contrato en Venezuela, y por el temor de regresar a su país,  se puso en contacto con el ACNUR en búsqueda de ayuda. Si él y su familia volvían a su país, muy probablemente los arrestarían o matarían. Quedarse en Venezuela tampoco representaba una opción, ya que sufrían de ostracismo y amenazas de seguridad. El ACNUR logró someter su caso urgentemente para reasentamiento a un tercer país y en pocos meses es acogido en un sitio más seguro para su situación. Actualmente Amir ya lleva 5 años en el país que lo acogió, goza de una vida personal y profesional satisfactoria, y tanto él como su esposa e hijo practican el cristianismo en libertad.

Los nombres originales y algunos detalles de las historias fueron adaptados en resguardo a la protección de las personas de interés del ACNUR.


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