La mirada de Halim

Foto: Edu León

Foto: Edu León

La mirada de Halim, el niño de 5 años que aparece al borde de la carretera, refleja el hastío de un pueblo.

Un pueblo sin territorio, que está asentado en el desierto del Sahara desde 1975, cuando España los abandonó a su suerte. Los saharauis eran parte de la España de Franco, que ocupó territorios del norte de África en su afán de revivir la época dorada de la potencia colonizadora. Pero con la caída del dictador, España renunció a sus colonias en África y permitió que Marruecos desterrara a los saharauis al desierto y se hiciera con el control de uno de los territorios más ricos en pesca y en minas de cobre.

Desde entonces este pueblo reclama su autodeterminación. La actual nación del Sahara Occidental ha construido su identidad y su organización política, social y económica en la intemperie del mundo, definición que alude no sólo a las condiciones geográficas y climáticas de su territorio, sino al abandono de la comunidad internacional.

Están representados por el Frente Polisario, el sucesor del Movimiento para la Liberación del Sahara que se conformó para liberarse de la ocupación española. Cada noviembre manifiestan al mundo la necesidad que se les reconozca como un país soberano. Actualmente los saharauis viven en campamentos de refugiados y dependen de una ayuda internacional que llega a cuenta gotas. Marruecos levantó un muro en los años ochenta y aisló aún más a los saharahuis, y como Eduardo Galeano escribió:
“Los saharauis esperan. Están condenados a pena de angustia perpetua y de perpetua nostalgia. Los campamentos de refugiados llevan los nombres de sus ciudades secuestradas, sus perdidos lugares de encuentro, sus querencias: El Aaiún, Smara… Ellos se llaman hijos de las nubes, porque desde siempre persiguen la lluvia. Desde hace más de 30 años persiguen, también, la justicia, que en el mundo de nuestro tiempo parece más esquiva que el agua en el desierto”.

Por Edu León, fotógrafo.


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