Atoma sueña con abrir un restaurante sudanés junto con su hija Noura
Ella huyó durante 5 días para escapar de la violencia en Sudán
Atoma, 37 años: “Me llamo Atoma. Soy de Nilo Azul, Sudán. Tuve que huir de mi pueblo cuando empezaron a caer las bombas. No tuve otra opción que huir con mis hijos. Tras seis días a pie, logramos cruzar la frontera de Sudán del Sur. Ahora vivo en el campamento de refugiados de Gendrassa y tengo una pequeña cabaña donde vendo comida sudanesa. Cuando llegué aquí me quedé cruzada de brazos, sin poder hacer nada porque no tenía los recursos para trabajar. En mi país me dedicaba a la agricultura. Aquí solamente podía esperar hasta recibir la entrega mensual de comida de ACNUR”.
“Cuando me di cuenta de que podía cocinar, abrí un pequeño restaurante de comida sudanesa. Mi madre me enseñó a cocinar desde pequeña. Muchos de mis clientes son trabajadores de las ONG. A ellos les gusta mi comida y esto me llena de alegría. Me siento como una embajadora de la comida sudanesa. Ahora le enseño los secretos de la cocina a mi hija Noura, tal y como hizo mi madre conmigo. Espero que algún día podamos abrir un restaurante más grande”.
Atoma tiene 37 años y se encuentra en Sudán del Sur como refugiada desde 2011. Huyó de su pueblo en el estado sudanés de Nilo Azul cuando comenzaron a caer bombas cerca de su casa. “No tuve otra opción que huir con mis hijos. Tras cinco días a pie, logramos cruzar la frontera de Sudán del Sur”. Atoma ahora vive en Gendrassa, que si bien es el más pequeño de los cuatro campamentos de refugiados en la región del Alto Nilo, alberga a 134.000 refugiados sudaneses. “Cuando llegué aquí no sabía qué hacer. No tenía recursos para mantener a mi familia. En mi país era diferente. Era una campesina y los medios de vida de mi familia dependían completamente de la agricultura”.
Atoma pronto se dio cuenta de que quedarse en casa sin hacer nada esperando que alguien más le ayudara no era la manera de satisfacer las necesidades básicas de su familia. “Abrir un restaurante me cambió la vida. Cocinar me hace pensar en mi madre. No sé nada de ella desde que nos fuimos de Nilo Azul. Ella no quiso venir conmigo y decidió quedarse para proteger nuestra tierra. Dijo que nos alcanzaría pronto, pero nunca lo hizo… espero que siga con vida. Me encantaría que me viera cocinando comida sudanesa tal y como ella me enseñó”. Cuando no está en su cocina, Atoma ayuda a otras mujeres a superar sus problemas cotidianos. Les ayuda a construir sus refugios y presta utensilios de cocina a las mujeres que como ella quieren empezar su propio negocio. Hasta ahora ha ayudado a tres jóvenes madres a abrir un restaurante cerca del suyo. “La comida… ese es mi secreto para mantener a mi familia feliz”.
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Sudán del Sur acoge en la actualidad a más de 266.000 refugiados. Además, en el país hay 1,69 millones de personas desplazadas internamente. Más del 90% de los refugiados proceden de Sudán. Al igual que Atoma, la mayoría tuvo que dejar su casa por causa de la guerra entre las fuerzas del gobierno y de la oposición en los estados de Nilo Azul y Kordofán del Sur.
Después de casi cinco años de conflicto, el flujo de refugiados desde Sudán continúa. Las prioridades principales de ACNUR en Sudán son la mejora de las condiciones de vida de los refugiados en los campamentos; la construcción de mejores refugios para las familias; garantizar buenos niveles en la asistencia médica, la educación, el acceso al agua y las condiciones higiénicas; y ayudar a hombres y mujeres a ser más autosuficientes. ACNUR también trabaja para proteger a los refugiados más vulnerables, como los niños y niñas no acompañados y separados, las mujeres embarazadas y lactantes, los adultos mayores y las personas con discapacidad.
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