Amal desea inspirar a otros refugiados a conseguir el éxito en sus nuevos países
Ella huyó de la violencia en Somalia
Amal Ali, 30 años: “Algunos de mis pacientes son chicas de mi edad o más jóvenes, y cuando ven que soy dentista, quieren hablar conmigo sobre sus sueños, lo que quieren ser, su educación y sus vidas. Yo intento apoyarlas y alentarlas a continuar con su educación. Han venido hombres somalíes, y preguntan si pueden traer a sus hijas para que me vean y se aseguren que si existen dentistas somalíes. Es agradable, me preguntan cosas como por ejemplo cómo era usar el hiyab cuando estaba estudiando, qué caminos tomar, qué pueden hacer para aumentar sus posibilidades de estudiar en la universidad”.
“Algunos ven Suecia como una gran oportunidad, vienen con una meta, y no importa lo que pase, cuantos golpes reciban, las luchas, siempre continúan trabajando. También tenemos otras personas que se rinden, que viven de la ayuda social y siente que, sin importar lo que hagan, nunca serán aceptados por la sociedad, y no hay puente medio entre estos grupos.
Profesionales con diferentes contextos necesitan ser el puente para ayudarlos y mostrarles que sí se puede lograr. Sera difícil y tendrás que probar más que un sueco, pero si se puede. Me gustaría ser ese puente y ayudar a las personas y decirles, si, fue difícil, no fue fácil pasar por la universidad y ser dentista usando mi velo musulmán, tener mi religión, orar cinco veces al día, querer ser una buena musulmana, y al mismo tiempo, ser buena estudiante.
Pero igual lo puedes lograr, es difícil, pero se puede”.
Amala Ali se encuentra en un viaje profesional y personal que la está acercando a sus raíces en Somalia. Se mudó de su ciudad natal de Gotemburgo a Oslo el año anterior, para poder trabajar en una clínica dental donde los pacientes son en gran cantidad de Somalia, y muchos de ellos, refugiados.
“Cuando llegué aquí siempre me decía a mí misma que abriría una clínica en Gotemburgo algún día para ayudar a mi gente. Pero antes, sería bueno que trabajara en otro lugar con muchos somalíes”.
Ella habla de hacer una pequeña Somalia en su clínica en Oslo, recordándose que tiene un segundo hogar y obligaciones con las personas en África”. Ella esta consciente de que no todos los somalíes tienen la oportunidad de ir a Suecia y obtener educación superior gratuita. Los pacientes le han enseñado sobre un hogar del cual ya casi no recuerda, y mejoran sus capacidades de lenguaje. Un paciente siempre le pone música somalí, explicándole sobre cómo era Somalia antes de la guerra, y por qué las cosas están así en la actualidad, Otros vienen de Eritrea, Irak y Siria, y le dan un vistazo de cómo eran sus vidas. “Ellos me enseñan mucho. Es así como recuerdas que tenemos algo especial en común, todos venimos de diferentes países, todos teníamos otras vidas y buenas carreras antes de venir acá”, dijo Amal.
Cuando visita Somalia, ella intenta hacer trabajo voluntario como dentista, y tiene grandes planes de trabajo en Somalia.
“Quiero devolver a la sociedad, y hacer algo para demostrar que sigo siendo Somalí, aunque también tengo una parte de identidad de Suecia”, dice Amal.
Amal ama Suecia, es su hogar- se siente más sueca que somalí. Pero le gustaría combinar ambas identidades. “La mayoría de los migrantes sienten que pertenecen a dos países o a dos culturas, pero tenemos un largo camino por recorrer en Suecia para abarcar diferentes culturas y abrazar la diversidad que tenemos en la sociedad actual”.
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